En la imagen se ve a una persona implementando el pensamiento convergente en la gestión de proyectos.
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¿Qué es el pensamiento convergente? ¿Por que sigue siendo importante para la gestión de proyectos?

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    La habilidad para equilibrar diferentes enfoques de pensamiento es fundamental. El pensamiento convergente y el pensamiento divergente son dos caras de una moneda esencial en la toma de decisiones y la resolución de problemas dentro de cualquier proyecto.

    Últimamente, hemos oído hablar mucho del pensamiento divergente. Pero, ¿qué hay del convergente? ¿Se considera obsoleto? Lo cierto es que no. Es intrínsecamente necesario para el desempeño de cualquier equipo, en consonancia con el pensamiento divergente.

    Este artículo busca profundizar en la comprensión de estos dos enfoques, destacando su importancia y cómo pueden complementarse para mejorar la gestión de proyectos.

    ¿Qué es el pensamiento convergente?

    ¿Qué es el pensamiento convergente?

    El pensamiento convergente es un enfoque crítico en la gestión de proyectos, esencial para la toma de decisiones eficaces y la resolución efectiva de problemas. En su núcleo, este tipo de pensamiento se centra en identificar la única solución más efectiva y viable para un problema específico, utilizando un razonamiento lógico y analítico.

    Para comprender mejor el pensamiento convergente, es crucial reconocer su enfoque en la singularidad de la respuesta y la eficiencia en el proceso de llegada a esa conclusión. Este se dirige hacia una solución definitiva, minimizando la ambigüedad y las opciones menos factibles.

    Este proceso involucra un análisis detallado, evaluando datos existentes y experiencias previas para llegar a una conclusión lógica y fundada.

    Diferencia entre pensamiento convergente y divergente

    Para entender la diferencia entre pensamiento convergente y divergente, es importante que te sumerjas en las características y aplicaciones de cada uno.

    Estos dos modos de pensamiento, acuñados por el psicólogo J. P. Guilford en 1956, son fundamentales en diversos contextos, especialmente en la resolución de problemas y la toma de decisiones.

    Empecemos con el pensamiento convergente. Este tipo de pensamiento se enfoca en llegar a una solución única para un problema bien definido. Se caracteriza por su enfoque en la lógica y la objetividad, más que en la creatividad.

    Por ejemplo, cuando te enfrentas a una prueba de opción múltiple, estás utilizando el pensamiento convergente para deducir la respuesta correcta de entre las opciones dadas. Este enfoque es ideal para situaciones donde el objetivo es claro y se busca una solución específica y bien definida.

    Por otro lado, el pensamiento divergente contrasta con el anterior al involucrar un proceso más creativo y expansivo. Con este enfoque, generas múltiples ideas y exploras varias soluciones posibles para un mismo problema. En lugar de converger hacia una única respuesta, el pensamiento divergente se expande en diferentes direcciones.

    Por ejemplo, si una fotocopiadora se rompe en tu lugar de trabajo, un enfoque divergente te llevaría a considerar múltiples soluciones: desde llamar a un técnico, buscar tutoriales en línea, hasta consultar a colegas con conocimientos en reparación de equipos.

    En resumen, mientras que el pensamiento convergente es lineal, enfocado y orientado a resolver un problema con una respuesta específica, el pensamiento divergente es no lineal, creativo y abierto a explorar una variedad de posibles respuestas.

    Ambos son esenciales y se complementan en la gestión de proyectos: el pensamiento divergente es útil para generar opciones creativas y el convergente es crucial para evaluar esas opciones y tomar decisiones efectivas.

    Ejemplo del pensamiento convergente y divergente

    Llevemos esta diferencia a un caso cotidiano para entenderlo mejor

    Imagina que te encuentras en un restaurante con un grupo de amigos. Observas atentamente cómo dos de tus colegas, uno con pensamiento convergente y otro con pensamiento divergente, abordan la tarea de organizar la orden para el grupo.

    Tu colega con pensamiento convergente se enfoca en encontrar la solución más eficiente. Él propone que cada uno elija su plato de un menú previamente reducido, buscando rapidez y simplicidad. Para ello selecciona tres opciones que, por experiencias previas, sabe que tienen procesos culinarios similares por lo que el tiempo de espera será mínimo.

    Por otro lado, tu colega que utiliza el pensamiento divergente adopta un enfoque totalmente diferente. Ella inicia una lluvia de ideas donde invita a todos a compartir sus experiencias y gustos en lo relativo a la carta. De hecho, sugiere compartir diferentes opciones entre todos, transformando la cena en una experiencia culinaria exploratoria.

    En la imagen se ve a una persona implementando el pensamiento convergente en la gestión de proyectos.
    El pensamiento convergente es clave para situaciones límites o de estrés que requieran una solución rápida.

    Pensamiento convergente en la gestión de proyectos

    En el ámbito de la gestión de proyectos, el pensamiento convergente juega un papel crucial, aunque a menudo lo aplicas de manera intuitiva sin darte cuenta.

    ¿Pero cómo lo vemos reflejado en la gestión de proyectos?

    Encuentra soluciones rápidas

    En el mundo acelerado de la gestión de proyectos, donde el tiempo es un recurso precioso, este enfoque te permite llegar a soluciones prácticas sin demora.

    Por ejemplo, al enfrentarte a una decisión crítica sobre la selección de un proveedor o la asignación de recursos, este pensamiento te guía hacia la opción más viable basándote en criterios establecidos y datos disponibles.

    Reduce la ambigüedad

    En proyectos complejos, clarificar las incertidumbres es vital para mantener el rumbo y cumplir con los objetivos. Este enfoque ayuda a filtrar el ruido y la información irrelevante, concentrándote en lo que realmente importa para alcanzar tus metas.

    Fomenta la organización y los procesos lineales

    Como gestor de proyectos, la estructuración y el orden son esenciales para mantener el control y la eficiencia. El pensamiento convergente te permite crear flujos de trabajo lógicos y alinear a los equipos con claridad, asegurando que todos entiendan su rol y las expectativas.

    Beneficios del pensamiento convergente

    El pensamiento convergente es crucial en la gestión de proyectos por varias razones:

    1. Te ayuda a tomar decisiones de forma rápida. En proyectos con tiempos ajustados, esto es esencial.
    2. Con el pensamiento convergente, llegas a soluciones claras y específicas. Esto reduce la confusión y te mantiene enfocado.
    3. Este enfoque es eficiente. Te permite filtrar opciones no esenciales y concentrarte en lo que realmente funciona.
    4. Favorece soluciones prácticas y realistas, aprovechando mejor tus recursos.
    5. Al basarte en datos y lógica, reduces los riesgos en tus decisiones.
    6. Promueve una buena organización en tus proyectos, lo que mejora la gestión general.

    ¿Cómo combinar el pensamiento convergente y divergente?

    Es vital comprender cómo la fusión del pensamiento convergente y divergente puede optimizar la resolución de problemas y la eficiencia en la gestión. Esta integración no solo mejora la toma de decisiones sino que también enriquece el proceso creativo.

    A continuación, te guiaré a través de los pasos para aplicar efectivamente ambos tipos de pensamiento en la gestión de proyectos.

    Explora con el pensamiento divergente

    En la fase de descubrimiento, enfócate en aplicar el pensamiento divergente. Cuando te enfrentas a un desafío, como proyectos que constantemente exceden el presupuesto, evita saltar a conclusiones rápidas.
    En lugar de ello, explora todas las posibles causas:

    • Falta de comunicación.
    • Asignación inadecuada de recursos.
    • Planificación deficiente.
    • Retrasos inesperados.

    Este enfoque amplio te permite considerar una variedad de factores que podrían estar afectando el proyecto.

    Define con el pensamiento convergente

    Una vez que hayas identificado un conjunto de posibles causas, utiliza el pensamiento convergente para filtrar y enfocarte en la causa principal.

    Por ejemplo, si determinas que la planificación deficiente es la raíz del problema, concéntrate en abordar este aspecto específico. Este enfoque centrado te permitirá desarrollar soluciones más efectivas y, a menudo, encontrarás que al mejorar un área, indirectamente beneficias a otras.

    Deduce con pensamiento divergente

    Regresa al pensamiento divergente para generar una gama de soluciones posibles.

    Si la planificación deficiente es el problema, considera varias soluciones:

    • Utilizar plantillas de planificación de proyectos
    • Mejorar la comunicación
    • Realizar investigaciones más exhaustivas
    • Aplicar métodos de control de costos.

    Al abordar el problema desde múltiples ángulos, aumentas tus posibilidades de encontrar la solución más adecuada.

    Determina la solución con pensamiento convergente

    En esta última etapa, vuelve al pensamiento convergente para elegir la solución más efectiva. Tras considerar todas las opciones, decide cuál será la acción concreta a implementar.

    Por ejemplo, puedes decidir que la incorporación de métodos de control de costos en tu gestión será la medida más eficaz para mantener el presupuesto bajo control.

    Al alternar entre el pensamiento divergente y el pensamiento convergente para resolver problemas específicos, podrás gestionar proyectos de manera más efectiva, abordando desafíos con una perspectiva más holística y equilibrada.

    En la imagen se ve a una persona implementando el pensamiento convergente en la gestión de proyectos.
    El pensamiento divergente permite contemplar múltiples salidas a un problema.

    ¿Cómo pensar de forma más divergente?

    Si te encuentras inclinado principalmente hacia el pensamiento convergente, aquí te presento una guía para fomentar el pensamiento divergente en tu toma de decisiones.

    Analiza tu proceso de pensamiento

    El primer paso es ser consciente de tus patrones de pensamiento. ¿Tiendes a buscar una solución única y definitiva? Si es así, intenta cambiar tu enfoque.

    • Coloca recordatorios visuales en tu espacio de trabajo para estimular el pensamiento divergente.
    • Antes de tomar decisiones importantes, haz una pausa y considera diferentes perspectivas.
    • Habla con al menos dos colegas para obtener diferentes puntos de vista antes de decidir.

    Implementa sesiones de lluvia de ideas y mapas mentales

    Estas técnicas son excelentes para explorar más allá de lo convencional.

    • Los mapas mentales, en particular, te ayudan a visualizar conexiones y a generar ideas libremente.
    • Prueba con la técnica Starbursting, donde una idea central se expande con preguntas de “qué”, “quién”, “cuándo”, “dónde”, «por qué» y “cómo”.

    El análisis FODA y las sesiones de Lightning Decision Jam también son métodos efectivos para fomentar el pensamiento divergente.

    Realizar estas actividades regularmente te ayudará a integrar naturalmente este enfoque en tu proceso de resolución de problemas.

    Libérate de las limitaciones de tiempo

    Las fechas límite son inevitables, pero para fomentar el pensamiento divergente, trata de relajar estas restricciones cuando sea posible.

    Prepárate con anticipación para reuniones importantes y emplea la técnica de timeboxing para generar ideas en breves intervalos.

    Establece tus propias fechas límite antes de las oficiales para darte espacio para la creatividad.

    Usa un software de gestión del trabajo

    Estos softwares facilitan la colaboración y el intercambio de ideas, permitiéndote ver las tareas y los proyectos desde diferentes ángulos. La facilidad para compartir y modificar ideas promueve un enfoque más abierto y menos lineal.

    En la categoría de Gestión de Proyectos de ComparaSoftware puedes encontrar múltiples herramientas para sacar provecho y trabajar ambos tipos de pensamiento.

    Sé curioso y corre riesgos

    Finalmente, desafía la norma. No todas las decisiones requieren un enfoque conservador. A veces, la mejor solución surge de tomar riesgos calculados y explorar opciones no convencionales.

    Recuerda que ser un líder efectivo implica saber cuándo aplicar tanto el pensamiento convergente como el divergente.

    Conclusión

    El pensamiento convergente y el pensamiento divergente no son enfoques excluyentes, sino complementarios en la gestión de proyectos. Mientras el pensamiento convergente proporciona claridad y dirección hacia una solución específica, el pensamiento divergente abre un campo de posibilidades creativas y soluciones innovadoras.

    La clave para un gerente de proyectos exitoso no radica solo en su habilidad para encontrar soluciones lógicas y eficientes, sino también en su capacidad para fomentar un ambiente donde la creatividad y la innovación puedan florecer.

    Al equilibrar estos dos enfoques, los gerentes pueden enfrentar desafíos complejos de manera más holística, asegurando así resultados óptimos y un equipo de trabajo motivado y dinámico.

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