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Evolución del Mantenimiento: Historia y Actualidad

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    Desde la revolución industrial hasta la actualidad, la evolución del mantenimiento ha estado vinculada con la historia del progreso técnico y cultural.

    En sus comienzos, fue algo que se miraba de reojo, pero con el tiempo ha ganado relevancia hasta convertirse en una tarea fundamental para la productividad de cualquier empresa.

    Hoy en día, el impacto de una adecuada gestión del activos ––aplicando metodologías y Software de Mantenimiento profesionales–– es vital para competir en cualquier ámbito industrial. Pero no siempre fue así.

    En este artículo, daremos un repaso a la evolución del mantenimiento y cómo ha llegado a posicionarse entre las disciplinas más cotizadas por las empresas.

    Historia del Mantenimiento

    Primera generación: Mantenimiento Correctivo

    La idea de realizar mantenimiento a las máquinas surgió cuando la sociedad entendió su importancia económica.

    Fue con la Revolución Industrial que esto ocurrió, a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX. Antes, no había máquinas industriales que necesitaran ser preservadas.

    Esta primera etapa en la evolución del mantenimiento se limitaba a la reparación de maquinaria tras una falla o avería. Un tipo de mantenimiento llamado correctivo o reactivo, que obligaba a paralizar la máquina afectada y, en consecuencia, la producción.

    En ese entonces, se trataba de reparaciones que podían hacerse con instrumentación y sistemas de control básicos. No era muy complejo descubrir dónde estaba la falla, ya que los componentes eran visibles y robustos.

    Las preocupaciones por las fallas o averías ocurrían junto con la falla misma, y entonces ya no había nada que hacer.  No existían planes de rutina, por lo que la estrategia se resumía en reparar los motores, válvulas y otros componentes cuando no había más remedio.

    Segunda etapa: Mantenimiento Preventivo

    Para mediados del siglo XX, las máquinas utilizadas en procesos industriales conformaban una cadena productiva compleja.

    La producción a gran escala y el formato de línea de producción había intensificado el trabajo de las máquinas y el rendimiento dependía cada vez más de su buen funcionamiento.

    La idea de competitividad, reducción de costos y productividad aportada inicialmente por la industria automotriz había elevado la importancia de los activos, algo decisivo en la evolución del mantenimiento.

    La falla de un elemento en la cadena productiva significaba una demora inaceptable que podía acarrear pérdidas masivas a una empresa. Esto se terminó de potenciar durante la Segunda Guerra Mundial.

    La maquinaria pasó a ser el elemento clave para la producción de herramientas, armas, equipos y vehículos militares. Así, comenzaron los primeros programas organizados de mantenimiento preventivo.

    Esta etapa en la historia del mantenimiento se enfoca en preservar la vida útil de los equipos, particularmente de los activos militares, cuyo mantenimiento correctivo significaba que no podían operarse durante las reparaciones.

    Era necesario evitar la falla temprana minimizando impactos y costos, y así disponer durante el mayor tiempo posible de los aviones, barcos y tanques para ir a la batalla.

    Los planes de mantenimiento preventivo consistían en:

    • Realizar inspecciones rutinarias.
    • Detección y monitoreo sistemático de fallas.
    •  Cambio de algunos componentes en atención al número de horas de funcionamiento.

    Década de 1960: mantenimiento predictivo

    En la década de 1960, el mantenimiento se basaba en la prevención y la corrección. Ambas estrategias implicaban actividades de fondo, consideradas de menor importancia y útiles solo cuando se producía una avería.

    El sector de mantenimiento se limitaba a electricidad, mecánica, cambio de piezas, lubricación o engrase. La noción de predicción no existía. Las rutinas del operario estaban programadas cada cierto tiempo, pero no se tenían en cuenta las condiciones de operación de cada equipo.

    Los planes de mantenimiento eran costosos y muchas veces se realizaban tareas de mantención solo porque estaban programadas, pero sin una idea consciente de si realmente era necesario hacerlas en ese momento.

    Como las actividades no suponían mejoras sustanciales en los equipos o instalaciones, surgió la idea del mantenimiento predictivo para monitorear con indicadores, sensores y dispositivos cada activo, y poder predecir un mal funcionamiento o una posible avería.

    De este modo, en lugar de realizar un mantenimiento general y sin distinciones, se pasó a la idea de tomar primero datos clave de los equipos para determinar la vida útil restante de ciertos componentes críticos.

    Después, se realizaban acciones de mantenimiento y se tomaban previsiones al respecto. De esta forma, se podía ahorrar en tiempo y recursos, un paso importante en la evolución del mantenimiento.

    No se trataba ya de dar a todos los activos igual tratamiento. Se comenzaron a aplicar técnicas de verificación mecánica como el análisis de vibraciones y ruidos. Se necesitaba de personas cada vez más especializadas, porque no todos los operarios eran capaces de leer y analizar los datos que arrojaban los sensores.

    Por último, estos datos eran registrados para la generación de gráficos de tendencia que evidenciaban el comportamiento de la maquinaria a través del tiempo.

    Década de 1970-1980: Mantenimiento Productivo Total (TPM)

    Es también durante la etapa de 1960 que surge en Japón una filosofía de mantenimiento que revolucionó la industria mundial.

    Es importante aclarar que la historia del mantenimiento industrial no se desarrolló de igual forma en todo el mundo. Japón, particularmente, fue pionero en muchas prácticas que luego se aplicaron en el resto de países.

    TPM (Total Productive Maintenance o Mantenimiento Productivo Total) es un concepto de gestión holística que se implementó por primera vez en la empresa Nippondenso en 1960. Más adelante, se trasladó a otras partes del mundo durante 1970–1980.

    La filosofía TPM surgió de la necesidad de realizar un mantenimiento menos costoso que el preventivo. La solución vino de la mano del concepto mantenimiento autónomo, basado en capacitar a los operarios de producción para realizar tareas básicas de mantenimiento.

    La automatización ayudó en esta práctica, ya que posibilitaba que los operarios pudiesen leer indicadores y monitorear sus equipos.

    Fue fundamental el entrenamiento del personal para lograr la implicación del operario como responsable de la calidad del equipo que la empresa poseía, y su fiabilidad operativa. Este fue un paso revolucionario en la historia del mantenimiento.

    TPM no es solo una práctica para integrar al operario en tareas de mantenimiento, se trata de una verdadera filosofía de trabajo y en la idea de que ningún plan de mantenimiento puede ser efectivo si otros procesos generan pérdidas y fallas.

    Por ello, el objetivo es desarrollar habilidades competitivas en toda la organización, identificando y eliminando las deficiencias.

    El mantenimiento TPM engloba al correctivo, al preventivo y a la gestión de calidad, por lo que se considera una metodología integral dentro de la evolución del mantenimiento.

    Década de 1980: Mantenimiento  RCM

    Dentro de la metodología predictiva, que describimos anteriormente, se desarrolló en EE. UU. la práctica RCM (Reliability Centered Maintenance) o Mantenimiento Centrado en la Fiabilidad.

    La práctica surgió en el seno de la compañía United Airlines. En la década de 1960, la aviación comercial mundial estaba sufriendo más de 60 accidentes por millón de despegues y dos tercios de ellos eran causados por fallas en los equipos.

    Esto motivó a repensar el programa de mantenimiento que, hasta ese entonces, se había promovido en la industria. Los técnicos aplicaban una estrategia de mantenimiento preventivo y cambiaban las piezas cada cierto tiempo, pero poco más.

    Ante la tasa de accidentes, se probó haciendo los cambios de piezas en menos tiempo, pero los porcentajes de falla no se reducían y, de hecho, se incrementaban.

    Así, se inició una investigación que tomó 20 años hasta culminar en el reporte que presentó el método RCM como la solución.

    El estudio consistió en someter los componentes de los aviones a pruebas para determinar su vida útil en condiciones distintas. Los planes más seguros y menos costosos consistían en aplicar este proceso a todos los activos.

    El objetivo era determinar lo que debía hacerse con tal de asegurar que un elemento físico continuaría desempeñando las actividades que se esperaban de él en su contexto.

    Ya no se trataba de cambiar una pieza porque sí, sino de identificar los elementos críticos que se desgastan con el uso. Predecir fallas en equipos y componentes ––en un contexto específico y bajo ciertas condiciones de funcionamiento–– y ajustar las tareas de mantenimiento de forma proactiva.

    Actualidad: importancia de la tecnología en el mantenimiento industrial

    En un contexto de globalización, la evolución de equipos y técnicas es cada vez más dinámica.

    Entre 1980 y 2000, el mundo industrial cambió de muchas formas, pero la revolución informática impactó especialmente en la producción, la calidad, el flujo de trabajo, etc.

    Desde entonces hasta la actualidad, todas las compañías han tenido que adaptarse a las nuevas tecnologías.

    El mantenimiento industrial tuvo que modernizarse. Hoy, un Software de Mantenimiento es imprescindible para gestionar activos industriales.

    Poder administrar los equipos de forma ordenada y detallada genera una mejor productividad y permite a las empresas encontrar su lugar en el mercado y poder competir.

    La complejidad de los equipos y sus componente informáticos intrínsecos hacen necesaria la incorporación de herramientas que permitan leer datos (sensores) y gestionarlos.

    De otra forma, es casi imposible llevar un control y monitoreo sobre activos tan complejos.

    Los Software de Mantenimiento te permitirán:

    • Gestionar los procesos de mantenimiento en tu negocio.
    • Asignar tareas.
    • Realizar monitoreos y diagnósticos de fallas.
    • Identificar las prácticas óptimas.
    • Mejorar el desempeño a futuro.
    • Controlar el cumplimiento de tareas asignadas.
    • Registrar el historial de fallas.
    • Generar informes con resultados de la inspección.

    El primer paso para adaptarte a la evolución del mantenimiento es conocer las herramientas que te permitirán hacerlo.

    Un software como MP Versión 10, por ejemplo, te ayudará a adaptarte con éxito a la evolución del mantenimiento e impedir que tu empresa sea arrasada por la obsolescencia.

    Puedes asesorarte de forma gratuita y conocer en profundidad todas las opciones en el mercado de Software de Mantenimiento visitando ComparaSoftware.


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